Resumen
El Estado español está siendo un verdadero laboratorio de libertades y derechos civiles para LGBT (Osborne, 2009), al tiempo que persisten formas de violencia cotidiana, como es el acoso escolar homofóbico. Nuestras escuelas no sólo enseñan contenidos sino también actitudes y valores, donde el género y la sexualidad reciben una forma privilegiada aunque no como parte del currículo. Así, docentes e instituciones disciplinamos al alumnado persiguiendo las rupturas de las normas sobre qué implica ser hombre o mujer, al mismo tiempo que se aprenden y reproducen normas sobre, por ejemplo, la etnia, la clase, la edad o la discapacidad. En este artículo, me serviré del ejemplo de las mujeres masculinas y sus estrategias de afrontamiento en la escuela para ilustrar la necesidad de proyectar una mirada interseccional sobre el estudio del acoso escolar.